José Ferrandis Pérez (1925-2023), campeón de Valencia de ajedrez en 1960 y Maestro por correspondencia. Figura destacada durante décadas en el Club Gambito, era un empresario de éxito en el sector del mueble.
J.C. MORENILLA-RAFA MARÍ. El pasado martes 22 de agosto falleció José Ferrandis Pérez (1925-2023), cerca ya de cumplir los 98 años. Era un gran ajedrecista y una persona acogedora y a la vez firme en sus criterios. Un hombre fuerte, sólido y fiable. No le gustaban las mentiras ni los enredos. Casado desde 1955 con Paquita Baixauli Muñoz, formaron con sus tres hijos (Andrés, Francisca y José Joaquín), una de las familias más conocidas y queridas de Sedaví. En su faceta profesional le acompañó el éxito con su empresa ‘Mueble Auxiliar José Ferrandis’, con sede en Albal.
Campeón de Valencia de ajedrez en 1960, formó parte del equipo Gambito desde 1969. Este club valenciano, fundado en 1944 y desde hace cinco años fusionado en el club Gambito Benimaclet, fue ajedrecísticamente en los años 1960-1990 uno de los más potentes de España alcanzando la cuarta posición nacional en tres ocasiones, con la decisiva aportación de Ferrandis y las de otros jugadores como Jaan Eslon, Rafa Marí y Ramón Navarro. En 1973, Ferrandis ganó una de las semifinales del campeonato de España individual de ajedrez, pero no pudo disputar esa final del campeonato de España por sus obligaciones profesionales. Pues, aunque fue un jugador de ajedrez de mucho talento, sus éxitos deportivos siempre estuvieron supeditados a sus responsabilidades como empresario.
El 28 de septiembre de 2022 –día en el que cumplió 96 años-, el Gambito y la Federación de Ajedrez de la Comunidad Valenciana le tributaron a Ferrandis un cálido homenaje, celebrado en el Casino de Sedaví, con la entrega de una placa conmemorativa por su trayectoria.
Ferrandis, aunque jugador de estilo posicional, nunca dejaba de ganar una partida donde tuviera la más mínima ventaja. Fue un especialista en los finales de torre. En el ajedrez postal, modalidad desaparecida con la aparición de Internet y los módulos informáticos, llegó a ser uno de los Maestros de carácter internacional más respetados. Acudía al Gambito a estudiar sus partidas por correspondencia y si algún mirón le proponía una mala jugada, le espetaba con cariño y humor: “Es usted un besugo.”
Hombre perseverante y perfeccionista, se condujo en la vida como en el ajedrez, de forma responsable y previsora. Retirado ya de todo, se enorgullecía, más que de sus éxitos deportivos que valoraba muchísimo, de haber colaborado decisivamente en el bienestar humano y material de su casa y de su familia.